No todas las orquideas crecen de la misma manera que las simpodiales (con seudobulbos), sino que existen las monopodiales, es decir, que sólo tienen un tallo principal que emerge desde un manojo de raíces en su base, y presenta hojas (y, en ocasiones, raices aéreas) en toda su extensión. Crecen hacia arriba y pueden alcanzar los 60 cm antes de producir el tallo de floración.
Las orquídeas monopodiales no son fáciles de dividir como las simpodiales con sus seudobulbos. Sin embargo, en ocasiones las monopodiales producen vástagos alrededor de la base de la planta y pueden ser separados de la planta madre. Cuando estas plántulas han desarrollado raíces, se las puede separar en el momento del transplante. Planta cada división individualmente en macetas de unos 9 cm de diámetro, rellenas con el compost habitual y manténlas bastante secas durante las dos semanas siguientes para que las raíces se establezcan.